Me refiero a esas veces en las que no estás ni bien ni mal, simplemente no estás. No tienes un motivo por el que estar bien, aunque tampoco mal. De esas veces en las que realmente no sabes como estar, cuando no sabes por qué sonreír ni tampoco por qué llorar. Pero existen esas personas... esas personas tan geniales que cambian el rumbo en un momento u otro, aunque ellos no se den cuenta de que están ayudando. Porque sus tonterías, por muy simples que parezcan, tienen toda la gracia del mundo y esos chistes tan malos, suenan distinto dependiendo de la boca por la que salgan. Son ellos, los del día a día, los que ya no están, los que volverán, los que ves pocas veces... Los que te regalan el mundo con una sonrisa, los que te bajan la luna con una llamada, los que paran el derrumbamiento mayor de la historia con un abrazo y un "no te rayes".
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